Convenio de Ginebra
Aprobado el 12 de agosto de 1949 por la Conferencia Diplomática para Elaborar
Convenios
Internacionales destinados a proteger a las víctimas de la guerra, celebrada en
Ginebra del 12 de abril al 12 de agosto de 1949. Entrada en vigor: 21 de octubre
de 1950
Título I
Disposiciones generales
Artículo 1
Las Altas Partes Contratantes se comprometen a respetar y a hacer respetar el
presente Convenio en todas las circunstancias.
Artículo 2
Aparte de las disposiciones que deben entrar en vigor ya en tiempo de paz, el
presente Convenio se aplicará en caso de guerra declarada o de cualquier otro
conflicto armado que surja entre dos o varias de las Altas Partes Contratantes,
aunque una de ellas no haya reconocido el estado de guerra.
El Convenio se aplicará también en todos los casos de ocupación total o parcial
del territorio de una Alta Parte Contratante, aunque tal ocupación no encuentre
residencia militar.
Si una de las Potencias en conflicto no es parte en el presente Convenio, las
Potencias que son Partes en el mismo estarán, sin embargo, obligadas por el
Convenio con respecto a dicha Potencia si ésta acepta y aplica sus
disposiciones.
Artículo 3
En caso de conflicto armado que no sea de índole internacional y que surja en el
territorio de una de las Altas Partes Contratantes, cada una de las Partes en
conflicto tendrá la obligación de aplicar, como mínimo, las siguientes
disposiciones:
1) Las personas que no participen directamente en las hostilidades, incluidos
los miembros de las fuerzas armadas que hayan depuesto las armas y las personas
puestas fuera de combate por enfermedad, herida, detención o por cualquier otra
causa, serán, en todas las circunstancias, tratadas con humanidad, sin
distinción alguna de índole desfavorable, basada en la raza, el color, la
religión o la creencia, el sexo, el nacimiento o la fortuna, o cualquier otro
criterio análogo.
A este respecto, se prohíben, en cualquier tiempo y lugar, por lo que atañe a
las personas arriba mencionadas:
a) los atentados contra la vida y la integridad corporal, especialmente el
homicidio en todas sus formas, las mutilaciones, los tratos crueles, la tortura
y los suplicios;
b) la toma de rehenes;
c) los atentados contra la dignidad personal, especialmente los tratos
humillantes y degradantes;
d) las condenas dictadas y las ejecuciones sin previo juicio ante un tribunal
legítimamente constituido, con garantías judiciales reconocidas como
indispensables por los pueblos civilizados.
2) Los heridos y los enfermos serán recogidos y asistidos.
Un organismo humanitario imparcial, tal como el Comité Internacional de la Cruz
Roja, podrá ofrecer sus servicios a las Partes en conflicto.
Además, las Partes en conflicto harán lo posible por poner en vigor, mediante
acuerdos especiales, la totalidad o parte de las otras disposiciones del
presente Convenio.
La aplicación de las anteriores disposiciones no surtirá efectos sobre el
estatuto jurídico de las Partes en conflicto.
Artículo 4
A.
Son prisioneros de guerra, en el sentido del presente Convenio, las personas
que, perteneciendo a una de las siguientes categorías, caigan en poder del
enemigo:
1) los miembros de las fuerzas armadas de una Parte en conflicto, así como los
miembros de las milicias y de los cuerpos de voluntarios que formen parte de
estas fuerzas armadas;
2) los miembros de las otras milicias y de llos otros cuerpos de voluntarios,
incluidos los de movimientos de resistencia organizados, pertenecientes a una de
las Partes en conflicto y que actúen fuera o dentro del propio territorio,
aunque este territorio esté ocupado, con tal de que estas milicias o estos
cuerpos de voluntarios, incluidos estos movimientos de resistencia organizados,
reúnan las siguientes condiciones:
a) estar mandados por una persona que responda de sus subordinados;
b) tener un signo distintivo fijo reconocible a distancia;
c) llevar las armas a la vista;
d) dirigir sus operaciones de conformidad con las leyes y costumbres de la
guerra;
3) los miembros de las fuerzas armadas regulares que sigan las instrucciones de
un Gobierno o de una autoridad no reconocidos por la Potencia detenedora;
4) las personas que sigan a las fuerzas armadas sin formar realmente parte
integrante de ellas, tales como los miembros civiles de tripulaciones de aviones
militares, corresponsales de guerra, proveedores, miembros de unidades de
trabajo o de servicios encargados del bienestar de los militares, a condición de
que hayan recibido autorización de las fuerzas armadas a las cuales acompañan,
teniendo éstas la obligación de proporcionarles, con tal finalidad, una tarjeta
de identidad similar al modelo adjunto;
5) los miembros de las tripulaciones, incluidos los patrones, los pilotos y los
grumetes de la marina mercante, y las tripulaciones de la aviación civil de las
Partes en conflicto que no se beneficien de un trato más favorable en virtud de
otras disposiciones del derecho internacional;
6) la población de un territorio no ocupado que, al acercarse el enemigo, tome
espontáneamente las armas para combatir contra las tropas invasoras, sin haber
tenido tiempo para constituirse en fuerzas armadas regulares, si lleva las armas
a la vista y respeta las leyes y las costumbres de la guerra.
B. Se beneficiarán también del trato reservado en el presente Convenio a los
prisioneros de guerra:
1) las personas que pertenezcan o hayan pertenecido a las fuerzas armadas del
país ocupado, si, por razón de esta pertenencia, la Potencia ocupante, aunque
inicialmente las haya liberado mientras proseguían las hostilidades fuera del
territorio que ocupa, considera necesario internarlas, especialmente tras una
tentativa fracasada de estas personas para incorporarse a las fuerzas armadas a
las que pertenezcan y que estén combatiendo, o cuando hagan caso omiso de una
intimidación que les haga por lo que atañe a su internamiento;
2) las personas que pertenezcan a una de las categorías enumeradas en el
presente artículo que hayan sido recibidas en su territorio por Potencias
neutrales o no beligerantes, y a quienes éstas tengan la obligación de internar
en virtud del derecho internacional, sin perjuicio de un trato más favorable que
dichas Potencias juzguen opotuno concederles, exceptuando las disposiciones de
los artículos 8, 10, 15, 30, párrafo quinto, 58 a 67 incluidos, 92 y 126, así
como las disposiciones relativas a la Potencia protectora, cuando entre las
Partes en conflicto y la Potencia neutral o no beligerante interesada haya
relaciones diplomáticas. Cuando haya tales relaciones, las Partes en conflicto
de las que dependan esas personas estarán autorizadas a ejercer, con respecto a
ellas, las funciones que en el presente Convenio se asignan a las Potencias
protectoras, sin perjuicio de las que dichas Partes ejerzan normalmente de
conformidad con los usos y los tratados diplomáticos y consulares.
C. El presente artículo no afecta al estatuto del personal sanitario y
religioso, como se estipula en el artículo 33 del presente Convenio.
Artículo 5
El presente Convenio se aplicará a las personas mencionadas en el artículo 4 a
partir del momento en que caigan en poder del enemigo y hasta su liberación y su
repatriación definitiva.
Si hay duda por lo que respecta a la pertenencia a una de las categorías
enumeradas en el artículo 4 de las personas que hayan cometido un acto de
beligerancia y que hayan caído en poder del enemigo, dichas personas se
benefician de la protección del presente Convenio, en espera de que un tribunal
competente haya determinado su estatuto.
Artículo 6
Aparte de los acuerdos expresamente previstos en los artículos 10, 23, 28, 33,
60, 65, 66, 67, 72, 73, 75, 109, 110, 118, 119, 122 y 132, las Altas Partes
Contratantes podrán concertar otros acuerdos especiales sobre cualquier cuestión
que les parezca oportuno zanjar particularmente. Ningún acuerdo especial podrá
perjudicar a la situación de los prisioneros, tal como se reglamenta en el
presente Convenio, ni restringir los derechos que en éste se les otorga.
Los prisioneros de guerra seguirán beneficiándose de estos acuerdos mientras el
Convenio les sea aplicable, salvo estipulaciones en contrario expresamente
consignadas en dichos acuerdos o en acuerdos ulteriores, o también, salvo
medidas más favorables tomadas a su respecto por una u otra de las Partes en
conflicto.
Artículo 7
Los prisioneros de guerra no podrán, en ninguna circunstancia, renunciar parcial o totalmente a los derechos que se les otorga en el presente Convenio y, llegado el caso, en los acuerdos especiales a que se refiere el artículo anterior.
Artículo 8
El presente Convenio será aplicado con la colaboración y bajo el control de las
Potencias protectoras encargadas de salvaguardar los intereses de las Partes en
conflicto. Para ello, las Potencias protectoras podrán designar, aparte de su
personal diplomático o consular, a delegados de entre los propios súbditos o de
entre los de otras Potencias neutrales. Estos delegados serán sometidos a la
aprobación de la Potencia ante la cual hayan de efectuar su misión.
Las Partes en conflicto facilitarán, en la mayor medida posible, la labor de los
respresentantes o delegados de las Potencias protectoras.
Los representantes o delegados de las Potencias protectoras nunca deberán
extralimitarse en la misión que se les asigna en el presente Convenio; habrán de
tener en cuenta, especialmente, las imperiosas necesidades de seguridad del
Estado ante el cual ejercen sus funciones.
Artículo 9
Las disposiciones del presente Convenio no son óbice para las actividades
humanitarias que el Comité Internacional de la Cruz Roja, u otro organismo
humanitario imparcial, emprenda para la protección de los prisioneros de guerra,
así como para los socorros que, con el consentimiento de las Partes en conflicto
interesadas, se les proporcione.
Artículo 10
Las Altas Partes Contratantes podrán convenir, en todo tiempo, en confiar a un
organismo que ofrezca todas las garantías de imparcialidad y de eficacia, las
tareas asignadas en el presente Convenio a las Potencias protectoras.
Si prisioneros de guerra no se benefician, o ya no se benefician, sea por la
razón que fuere, de las actividades de una Potencia protectora o de un organismo
designado de conformidad con lo estipulado en el párrafo anterior, la Potencia
detenedora deberá solicitar, sea a un Estado neutral sea a tal organismo, que
asuma las funciones asignadas en el presente Convenio a las Potencias
protectoras designadas por las Partes en conflicto.
Si no puede conseguirse así una protección, la Potencia detenedora deberá
solicitar a un organismo humanitario, tal como el Comité Internacional de la
Cruz Roja, que se encargue de desempeñar las tareas humanitarias asignadas en el
presente Convenio a las Potencias protectoras, o deberá aceptar, a reserva de
las disposiciones del presente artículo, los ofrecimientos de servicios de tal
organismo. Cualquier Potencia neutral o cualquier organismo invitado por la
Potencia interesada o que se ofrezca con la finalidad indicada deberá percatarse
de su responsabilidad para con la Parte en conflicto a la que pertenezcan las
personas protegidas por el presente Convenio, y deberá dar suficientes garantías
de capacidad para asumir el cometido de que se trata y para desempeñarlo con
imparcialidad.
No podrán derogarse las disposiciones anteriores por acuerdo particular entre
Potencias cuando una
de ellas se vea, aunque sea temporalmente, limitada en su libertad para negociar
con respecto a la otra Potencia o a sus aliados, a causa de acontecimientos
militares, especialmente en caso de ocupación de la totalidad o de una parte
importante de su territorio.
Cuantas veces se menciona en el presente Convenio a la Potencia protectora, tal
mención designa, asimismo, a los organismos que la sustituyan en el sentido de
este artículo.
Artículo 11
Siempre que lo juzguen conveniente en interés de las personas protegidas,
especialmente en caso de desacuerdo entre las Partes en conflicto acerca de la
aplicación o la interpretación de las disposiciones del presente Convenio, las
Potencias protectoras prestarán sus buenos oficios para dirimir el litigio.
Con esta finalidad, cada una de las Potencias protectoras podrá, tras invitación
de una Parte, o por propia iniciativa, proponer a las Partes en conflicto una
reunión de sus representantes y, en particular, de las autoridades encargadas de
los prisioneros de guerra, si es posible en un territorio neutral
convenientemente elegido. Las Partes en conflicto tendrán la obligación de
aceptar las propuestas que en tal sentido se les haga. Las Potencias protectoras
podrán, llegado el caso, proponer a la aprobación de las Partes en conflicto una
personalidad perteneciente a una Potencia neutral, o una personalidad delegada
por el Comité Internacional de la Cruz Roja, que será invitada a participar en
la reunión.
Título II
Protección general de los prisioneros de guerra
Artículo 12
Los prisioneros de guerra están en poder de la Potencia enemiga, y no de los
individuos o de los cuerpos de tropa que los hayan capturado. Independientemente
de las responsabilidades individuales que pueda haber, la Potencia detenedora es
responsable del trato que reciban.
Los prisioneros de guerra no pueden ser transferidos por la Potencia detenedora
más que a otra Potencia que sea Parte en el Convenio y cuando la Potencia
detenedora se haya cerciorado de que la otra Potencia desea y puede aplicar el
Convenio. Cuando los prisioneros hayan sido así transferidos, la responsabilidad
de la aplicación del Convenio incumbirá a la Potencia que haya aceptado
acogerlos durante el tiempo que se le confíen.
Sin embargo, en el caso de que esta Potencia incumpla sus obligaciones de
aplicar las disposiciones del Convenio en cualquier punto importante, la
Potencia que haya transferido a los prisioneros de guerra deberá, tras haber
recibido una notificación de la Potencia protectora, tomar medidas eficaces para
remediar la situación, o solicitar que le sean devueltos los prisioneros de
guerra. Habrá de satisfacerse tal solicitud.
Artículo 13
Los prisioneros de guerra deberán ser tratados humanamente en todas las
circunstancias. Está prohibido y será considerado como infracción grave contra
el presente Convenio, todo acto ilícito o toda omisión ilícita por parte de la
Potencia detenedora, que comporte la muerte o ponga en grave
peligro la salud de un prisionero de guerra en su poder. En particular, ningún
prisionero de guerra podrá ser sometido a mutilaciones físicas o a experimentos
médicos o científicos, sea cual fuere su índole, que no se justifiquen por el
tratamiento médico del prisionero concernido, y que no sean por su bien.
Asimismo, los prisioneros de guerra deberán ser protegidos en todo tiempo,
especialmente contra todo acto de violencia o de intimidación, contra los
insultos y la curiosidad pública.
Están prohibidas las medidas de represalia contra ellos.
Artículo 14
Los prisioneros de guerra tienen derecho, en todas las circunstancias, al
respeto de su persona y de su honor.
Las mujeres deben ser tratadas con todas las consideraciones debidas a su sexo
y, en todo caso, se beneficiarán de un trato tan favorable como el que reciban
los hombres.
Los prisioneros de guerra conservarán su plena capacidad civil tal como era
cuando fueron capturados. La Potencia detenedora no podrá limitar el ejercicio
de esa capacidad, sea en su territorio sea fuera del mismo, más que en la medida
requerida por el cautiverio.
Artículo 15
La Potencia detenedora de los prisioneros de guerra está obligada a atender
gratuitamente a su manutención y a proporcionarles gratuitamente la asistencia
médica que su estado de salud requiera.
Artículo 16
Habida cuenta de las disposiciones del presente Convenio relativas a la
graduación así como al sexo, y sin perjuicio del trato privilegiado que puedan
recibir los prisioneros de guerra a causa de su estado de salud, de su edad o de
sus aptitudes profesionales, todos los prisioneros deberán ser tratados de la
misma manera por la Potencia detenedora, sin distinción alguna de índole
desfavorable de raza, de nacionalidad, de religión, de opiniones políticas u
otras, fundadas en criterios análogos.
Título III
Cautiverio
Sección I: Comienzo del cautiverio
Artículo 17
El prisionero de guerra no tendrá obligación de declarar, cuando se le
interrogue a este repecto, más que sus nombres y apellidos, su graduación, la
fecha de su nacimiento y su número de matrícula o, a falta de éste, una
indicación equivalente.
En el caso de que infrinja voluntariamente esta norma, correrá el peligro de
exponerse a una restricción de las ventajas otorgadas a los prisioneros de su
graduación o estatuto. Cada una de las Partes en conflicto estará obligada a
proporcionar a toda persona bajo su jurisdicción, que pueda convertirse en
prisionero de guerra, una tarjeta de identidad en la que consten sus nombres,
apellidos
y graduación, el número de matrícula o indicación equivalente y la fecha de su
nacimiento. Esta tarjeta de identidad podrá llevar, además de la firma o las
huellas digitales, o las dos, cualquier otra indicación que las Partes en
conflicto puedan desear añadir por lo que respecta a las personas pertenecientes
a sus fuerzas armadas. Dentro de lo posible, medirá 6,5 x 10 cm y se expedirá en
doble ejemplar. El prisionero de guerra deberá presentar esta tarjeta de
identidad siempre que se le solicite, pero en ningún caso podrá privársele de
ella.
No se podrá infligir a los prisioneros de guerra tortura física o moral ni
presión alguna para obtener datos de la índole que fueren. Los prisioneros que
se nieguen a responder no podrán ser amenazados ni insultados ni expuestos a
molestias o desventajas de ningún género.
Los prisioneros de guerra que, por razón de su estado físico o mental, sean
incapaces de dar su identidad, serán confiados al Servicio de Sanidad. Se
determinará, por todos los medios posibles, la identidad de estos prisioneros, a
reserva de las disposiciones del párrafo anterior.
El interrogatorio de los prisioneros de guerra tendrá lugar en un idioma que
comprendan.
Artículo 18
Todos los efectos y los objetos de uso personal -- excepto las armas, los
caballos, el equipo militar y los documentos militares -- quedarán en poder de
los prisioneros de guerra, así como los cascos metálicos, las caretas antigás y
los demás artículos que se les haya entregado para la protección personal.
Quedarán también en su poder los efectos y objetos que sirvan para vestirse y
alimentarse, aunque tales efectos y objetos pertenezcan al equipo militar
oficial.
Nunca deberá faltar a los prisioneros de guerra el respectivo documento de
identidad. La Potencia detenedora se lo proporcionará a quienes no lo tengan.
No se podrán retirar a los prisioneros de guerra las insignias de graduación ni
de nacionalidad, las condecoraciones ni, especialmente, los objetos que tengan
valor personal o sentimetal.
Las cantidades de dinero de que sean portadores los prisioneros de guerra no les
podrán ser retiradas más que por orden de un oficial y tras haberse consignado
en un registro especial el importe de tales cantidades, así como las señas del
poseedor, y tras haberse entregado un recibo detallado en el que figuren, bien
legibles, el nombre, la graduación y la unidad de la persona que expida dicho
recibo. Las cantidades en moneda de la Potencia detenedora o que, tras solicitud
del prisionero, sean convertidas en esa moneda, se ingresarán, de conformidad
con el artículo 64, en la cuenta del prisionero.
La Potencia detenedora no podrá retirar a los prisioneros de guerra objetos de
valor más que por razones de seguridad. En tales casos, se seguirá el mismo
procedimiento que para retirar cantidades de dinero.
Estos objetos, así como las cantidades retiradas en moneda distinta a la de la
Potencia detenedora y cuyo poseedor no haya solicitado el respectivo cambio,
deberá guardarlos esa Potencia y los recibirá el prisionero, en su forma
inicial, al término del cautiverio.
Artículo 19
Los prisioneros de guerra serán evacuados, en el más breve plazo posible después
de haber sido capturados, hacia campamentos situados lo bastante lejos de la
zona de combate como para no correr
peligro.
Sólo se podrá retener, temporalmente, en una zona peligrosa a los prisioneros de
guerra que, a causa de heridas o enfermedad, corran más peligro siendo evacuados
que permaneciendo donde están.
Los prisioneros de guerra no serán expuestos inútilmente a peligros mientras
esperan su evacuación de una zona de combate.
Artículo 20
La evacuación de los prisioneros de guerra se efectuará siempre con humanidad y
en condiciones similares a las de los desplazamientos de las tropas de la
Potencia detenedora.
La Potencia detenedora proporcionará a los prisioneros de guerra evacuados agua
potable y alimentos en cantidad suficiente, así como ropa y la necesaria
asistencia médica; tomará las oportunas precauciones para garantizar su
seguridad durante la evacuación y hará, lo antes posible, la lista de los
prisioneros evacuados.
Si los prisioneros de guerra han de pasar, durante la evacuación, por
campamentos de tránsito, su estancia allí será lo más corta posible.
Sección II: Internamiento de los prisioneros de guerra
Capítulo I: Generalidades
Artículo 21
La Potencia detenedora podrá internar a los prisioneros de guerra. Podrá
obligarlos a no alejarse más allá de cierta distancia del campamento donde estén
internados o, si el campamento está cercado, a no salir de su recinto. A reserva
de las disposiciones del presente Convenio relativas a las sanciones penales y
disciplinarias, estos prisioneros no podrán ser encerrados ni confinados más que
cuando tal medida sea necesaria para la protección de su salud; en todo caso,
tal situación no podrá prolongarse más de lo que las circunstancias requieran.
Los prisioneros de guerra podrán ser liberados parcial o totalmente dando su
palabra o haciendo promesa, con tal de que lo permitan las leyes de la Potencia
de que dependan; se tomará esta medida especialmente en el caso de que pueda
contribuir a mejorar el estado de salud de los prisioneros. Ningún prisionero
será obligado a aceptar su libertad empeñando su palabra o su promesa.
Ya al comienzo de las hostilidades, cada una de las Partes en conflicto
notificará a la Parte adversaria las leyes y los reglamentos en los que se
permita o se prohíba a sus súbditos aceptar la libertad empeñando palabra o
promesa. Los prisioneros liberados tras haber dado su palabra o hecho promesa,
de conformidad con las leyes y los reglamentos así notificados, quedarán
obligados por su honor a cumplir escrupulosamente, tanto para con la Potencia de
la que dependan como para con la Potencia que los haya capturado, los
compromisos contraídos. En tales casos, la Potencia de la que dependan no podrá
exigirles ni aceptar de ellos ningún servicio contrario a la palabra dada o a la
promesa hecha.
Artículo 22
Los prisioneros de guerra no podrán ser internados más que
en establecimientos situados en tierra firme y con todas las garantías de
higiene y de salubridad; excepto en casos especiales justificados por el propio
interés de los prisioneros, éstos no serán internados en penitenciarías.
Los prisioneros de guerra internados en zonas malsanas o cuyo clima les sea
pejudicial serán trasladados, lo antes posible, a otro lugar donde el clima sea
más favorable.
La Potencia detenedora agrupará a los prisioneros de guerra en campamentos o en
secciones de campamentos teniendo en cuenta su nacionalidad, su idioma y sus
costumbres, con tal de que estos prisioneros no sean separados de los
prisioneros de guerra pertenecientes a las fuerzas armadas en las que estaban
sirviendo cuando fueron capturados, a no ser que ellos estén de acuerdo.
Artículo 23
Nunca un prisionero de guerra podrá ser enviado o retenido en
regiones donde quede expuesto al fuego de la zona de combate, ni podrá
utilizarse su presencia para proteger ciertos puntos o lugares contra los
efectos de operaciones militares.
Los prisioneros de guerra dispondrán, en la misma medida que la población civil
local, de refugios contra los bombardeos aéreos y otros peligros de guerra;
exceptuados quienes participen en la protección de sus acantonamientos contra
tales peligros, los prisioneros podrán acudir a los refugios lo más rápidamente
posible tras la señal de alerta. Les será asimismo aplicable cualquier otra
medida de protección que se tome en favor de la población.
Las Potencias detenedoras se comunicarán recíprocamente, por mediación de las
Potencias protectoras, todos los datos útiles sobre la situación geográfica de
los campamentos de prisioneros de guerra.
Siempre que las consideraciones de índole militar lo permitan, se señalarán los
campamentos de prisioneros de guerra, de día mediante las letras PG o PW
colocadas de modo que puedan ser fácilmente vistas desde el aire; pero las
Potencias interesadas podrán concertar otro modo de señalamiento. Sólo los
campamentos de prisioneros de guerra podrán ser señalados de esa manera.
Artículo 24
Los campamentos de tránsito o de clasificación permanentes serán acondicionados
de manera semejante a la descrita en la presente Sección, y los prisioneros de
guerra se beneficiarán allí del mismo régimen que en los otros campamentos.
Capítulo II: Alojamiento, alimentación y vestimenta de los prisioneros de guerra
Artículo 25
Las condiciones de alojamiento de los prisioneros de guerra serán tan favorables
como las del alojamiento de las tropas de la Potencia detenedora acantonadas en
la misma región. Estas condiciones deberán avenirse con los hábitos y las
costumbres de los prisioneros y en ningún caso serán perjudiciales para su
salud.
Las anteriores estipulaciones se aplicarán especialmente a los dormitorios de
los prisioneros de
guerra, tanto por lo que atañe a la superficie total y al
volumen mínimo de aire como por lo que respecta a las instalaciones en general y
al material para dormir, incluidas las mantas.
Los locales para uso individual o colectivo de los prisioneros deberán estar
completamente protegidos contra la humedad y tener la suficiente calefacción y
el suficiente alumbrado, especialmente desde el anochecer hasta la extinción de
las luces. Se tomarán las máximas precauciones contra el peligro de incendio.
En todos los campamentos donde haya prisioneras de guerra al mismo tiempo que
prisioneros, se les reservarán dormitorios separados.
Artículo 26
La ración diaria básica será suficiente en cantidad, calidad y variedad para
mantener a los prisioneros en buen estado de salud e impedir pérdidas de peso o
deficiencias nutritivas. También se tendrá en cuenta el régimen alimenticio al
que estén acostumbrados los prisioneros. La Potencia detenedora proporcionará a
los prisioneros de guerra que trabajen los necesarios suplementos de
alimentación para realizar las faenas que se les asignen. Se suministrará a los
prisioneros de guerra suficiente agua potable. Está autorizado el consumo de
tabaco.
Los prisioneros participarán, en la medida de lo posible, en la preparación de
los ranchos; para ello, podrán ser empleados en las cocinas. Se les facilitarán,
además, los medios para preparar por sí mismos los suplementos de comida de que
dispongan.
Se habilitarán locales para refectorios y para comedor de oficiales. Está
prohibida toda medida disciplinaria colectiva por lo que atañe a la comida.
Artículo 27
La vestimenta, la ropa interior y el calzado serán suministrados en
cantidad suficiente a los prisioneros de guerra por la Potencia detenedora, que
tendrá en cuenta el clima de la región donde estén los prisioneros. Si se
adaptan al clima del país, para vestir a los prisioneros de guerra, se podrán
utilizar los uniformes del ejército enemigo incautados por la Potencia
detenedora.
La Potencia detenedora se encargará de reemplzar y de reparar con regularidad
ropa y calzado. Además, los prisioneros de guerra que trabajen recibirán
vestimenta adecuada cuando la naturaleza de su trabajo lo requiera.
Artículo 28
En
todos los campamentos se instalarán cantinas donde los prisioneros de guerra
puedan conseguir artículos alimenticios, objetos de uso común, jabón y tabaco,
cuyo precio de venta nunca deberá ser superior al del comercio local.
Las ganancias de las cantinas se emplearán en beneficio de los prisioneros de
guerra; se constituirá con esta finalidad, un fondo especial. El hombre de
confianza tendrá derecho a colaborar en la administración de la cantina y en la
gestión de dicho fondo.
Cuando se cierra un campamento, el saldo a favor del fondo especial será
entregado a una organización humanitaria internacional para ser empleado en
beneficio de los prisioneros de guerra de
la misma nacionalidad que quienes hayan contribuido a constituir dicho fondo. En caso de repatriación general, esas ganancias quedarán en poder de la Potencia detenedora, salvo acuerdo en contrario concrtado entre las Potencias interesadas.
Capítulo III: Higine y asistencia médica
Artículo 29
La Potencia detenedora tendrá la obligación de tomar todas las
necesarias medidas de higiene para garantizar la limpieza y la salubridad de los
campamentos y para prevenir las epidemias.
Los prisioneros de guerra dispondrán, día y noche, de instalaciones conformes
con las reglas higiénicas y mantenidas en constante estado de limpieza. En los
campamentos donde haya prisioneras de guerra se les reservarán instalaciones
separadas.
Además, y sin perjuicio de los baños y de las duchas que debe haber en los
campamentos, se proporcionará a los prisioneros de guerra agua y jabón en
cantidad suficiente para el aseo corporal diario y para lavar la ropa; con esta
finalidad, dispondrán de las instalaciones, de las facilidades y del tiempo
necesarios.
Artículo 30
En cada campamento habrá una enfermería adecuada, donde los prisioneros de
guerra reciban la asistencia que requieran, así como el régimen alimenticio
apropiado. En caso necesario, se reservarán locales de aislamiento para quienes
padezcan enfermedades contagiosas o mentales.
Los prisioneros de guerra gravemente enfermos o cuyo estado necesite tratamiento
especial, intervención quirúrgica u hospitalización, habrán de ser admitidos en
una unidad civil o militar calificada para atenderlos, aunque su repatriación
esté prevista para breve plazo. Se darán facilidades especiales para la
asistencia a los inválidos, en particular a los ciegos, y para su reeducación en
espera de la repatriación.
Los prisioneros de guerra serán asistidos preferentemente por personal médico de
la Potencia a la que pertenezcan y, si es posible, de su misma nacionalidad.
No se podrá impedir que los prisioneros de guerra se presenten a las autoridades
médicas para ser examinados. Las autoridades detenedoras entregarán a todo
prisionero asistido, si la solicita, una declaración oficial en la que se
consigne la índole de sus heridas o de su enfermedad, la duración del
tratamiento y la asistencia prestada. Se remitirá copia de dicha declaración a
la Agencia Central de Prisioneros de Guerra.
Los gastos de asistencia, incluidos los de aparatos necesarios para el
mantenimiento de los prisioneros de guerra en buen estado de salud,
especialmente prótesis dentales u otras, y los anteojos, correrán por cuenta de
la Potencia detenedora.
Artículo 31
Al menos una vez al mes, se efectuarán inspecciones médicas de los prisioneros.
Incluirán el control y el registro del peso de cada prisionero. Tendrán por
objeto, en particular, el control del estado general
de salud y de nutrición, el estado de limpieza, así como la detección de enfermedades contagiosas, especialmente tuberculosis, paludismo y enfermedades venéreas. Para ello, se emplearán los recursos más eficaces disponibles, por ejemplo, la radiografía periódica en serie sobre microfilm para detectar la tuberculosis ya en sus comienzos.
Artículo 32
Los prisioneros de guerra que, sin haber sido agregados al Servicio
de Sanidad de sus fuerzas armadas, sean médicos, dentistas, enfermeros o
enfermeras, podrán ser empleados por la Potencia detenedora para que desplieguen
actividades médicas en favor de los prisioneros de guerra pertenecientes a la
misma Potencia que ellos. En tal caso, continuarán siendo prisioneros, pero
deberán ser tratados del mismo modo que los miembros correspondientes del
personal médico retenido por la Potencia detenedora. Estarán exentos de todo
otro trabajo que pudiera imponérseles de conformidad con el artículo 49.
Capítulo IV: Personal médico y religioso retenido para asistir a los prisioneros de guerra
Artículo 33
Los miembros del personal sanitario y religioso retenidos en poder de la
Potencia detenedora para asistir a los prisioneros de guerra no serán
considerados como prisioneros de guerra.
Sin embargo, disfrutarán, por lo menos, de todas las ventajas y de la protección
del presente Convenio, así como de cuantas facilidades necesiten para prestar su
asistencia médica y sus auxilios religiosos a los prisioneros de guerra.
Continuarán ejerciendo, de conformidad con las leyes y los reglamentos militares
de la Potencia detenedora, bajo la autoridad de sus servicios competentes y de
acuerdo con su conciencia profesional, sus funciones médicas o espirituales en
favor de los prisioneros de guerra pertenecientes, preferentemente, a las
fuerzas armadas a las que ellos mismos pertenezcan. Además, para el ejercicio de
su misión médica o espiritual, se beneficiarán de las facilidades siguientes:
a) Estarán autorizados a visitar periódicamente a los prisioneros de guerra que
estén en destacamentos de trabajo o en hospitales situados en el exterior del
campamento. Con esta finalidad, la autoridad detenedora pondrá a su disposición
los necesarios medios de transporte.
b) En cada campamento el médico militar de más edad en la graduación superior
responderá ante las autoridades militares del campamento de todo lo relativo a
las actividades del personal sanitario retenido. Para ello, las Partes en
conflicto se pondrán de acuerdo, ya al comienzo de las hostilidades, por lo que
atañe a la equivalencia de graduaciones de su personal sanitario, incluido el de
las sociedades mencionadas en el artículo 26 del Convenio de Ginebra del 12 de
agosto de 1949 para aliviar la suerte que corren los heridos y los enfermos de
las fuerzas armadas en campaña. Para todas las cuestiones relativas a su misión,
dicho médico, así como, por lo demás, los capellanes, tendrán acceso directo a
las autoridades competentes del campamento, que les darán las facilidades
necesarias para la correspondencia referentes a tales cuestiones.
c) Aunque sometido a la disciplina interna del campamento donde esté, el
personal retenido no podrá
ser obligado a realizar trabajo alguno ajeno a su misión
médica o religiosa.
Durante las hostilidades, las Partes en conflicto se pondrán de acuerdo por lo
que respecta al eventual relevo del personal retenido, determinando las
modalidades.
Ninguna de las anteriores disposiciones exime a la Potencia detenedora de las
obligaciones que le incumben para con los prisioneros de guerra en lo sanitario
y en lo espiritual.
Capítulo V: Religión, actividades intelectuales y físicas
Artículo 34
Los prisioneros de guerra tendrán plena libertad para el ejercicio
de su religión, incluida la asistencia a los actos de su culto, a condición de
que sean compatibles con las medidas de disciplina normales prescritas por la
autoridad militar.
Para los actos religiosos se reservarán locales adecuados.
Artículo 35
Los capellanes que caigan en poder de la Potencia enemiga y que
queden o sean retenidos para asistir a los prisioneros de guerra estarán
autorizados a prestarles los auxilios de su ministerio y a ejercerlo libremente
entre sus correligionarios, de conformidad con su conciencia religiosa. Estarán
repartidos entre los diferentes campos o destacamentos de trabajo donde haya
prisioneros de guerra pertenecientes a las mismas fuerzas armadas, que hablen el
mismo idioma o pertenezcan a la misma religión. Disfrutarán de las facilidades
necesarias, incluidos los medios de transporte previstos en el artículo 33, para
visitar a los prisioneros de guerra en el exterior de su campamento. Tendrán,
sometida a censura, libertad de correspondencia, para los actos religiosos de su
ministerio, con las autoridades eclesiásticas del país donde estén detenidos y
con las organizaciones religiosas internacionales. Las cartas y tarjetas que
envíen con esta finalidad se añadirán al contingente previsto en el artículo 71.
Artículo 36
Los prisioneros de guerra que sean ministros de un culto sin haber sido
capellanes del propio ejército recibirán autorización, cualquiera que fuere la
denominación de su culto, para ejercer plenamente su ministerio entre sus
correligionarios. Serán tratados, a este respecto, como capellanes retenidos por
la Potencia detenedora. No se les obligará a realizar ningún otro trabajo.
Artículo 37
Cuando los prisioneros de guerra no dispongan de la asistencia de un capellán
retenido o de un prisionero ministro de su culto, se nombrará, para desempeñar
este cometido, tras solicitud de los prisioneros interesados, a un ministro
perteneciente, sea a su confesión sea a otra similar o, a falta de éstos, a un
laico calificado, si resulta posible desde el punto de vista confesional. Esta
designación, sometida a la aprobación de la Potencia detenedora, se hará de
acuerdo con el conjunto de prisioneros interesados y, cuando sea necesario, con
el asenso de la autoridad religiosa local de la misma
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